ELIGE TUS BATALLAS.
Una vez un jefe me dijo: “Elisa, you have to pick your battles”, y cuanta razón tenía: hay que elegir las batallas en las que nos metemos.
Y es que no podemos meternos en mil argüendes a la vez… (bueno sí podemos pero no debemos, si deseamos obtener un buen resultado). Pretender arreglar el mundo en un solo día es imposible. No podemos salvar a las ballenas, a los niños de África, y a la vez rescatar a tu marido que se te va a morir de un ataque de colesterol por lo mal que come.
La vida nos enseña a puro golpe que tenemos que elegir qué batallas queremos librar en este día, en esta semana, o en este mes. ¿Quieres bajar de peso? ¿Quieres recuperar la chispa sexual en tu matrimonio? ¿Quieres lograr una promoción en tu trabajo? ¿Quieres mudarte a una casa más grande? Comadrita: tienes que elegir entre tanto desmadre. La clave es enfocarse.
Elige un reto cada vez. Escríbelo en un papel, si eso te ayuda, y ponle una fecha. Cuando lo cumplas, quema ese papelito y escribe otro. Y así sucesivamente.
Claro que hay batallas que se pueden librar paralelamente. Pero hay algunas en las que resulta imposible disparar acá y lanzar misil allá.
Por ejemplo, en el trabajo, ¿quieres que tu jefe te vea como la mejor contable, o la mejor manager? ¿Quieres lograr un aumento de sueldo u horarios más flexibles? Porque no se puede chiflar y comer pinole.
En casa: ¿quieres que tu esposo deje de comer tanta carne, quieres que tu esposo aprenda a limpiar su tiradero, quieres que tu esposo deje esa santa manía de interrumpirte cada vez que cuentas algo a tus amigos?¡Esas son tantas batallas juntas que mejor que le declares la guerra ya de una vez! Pobre hombre…
Tienes que sentarte a meditar: de todos sus defectos, ¿cuál es el que te molesta más? Y éntrale a ese. Lucha por ése. Una vez ganes esa batalla, aunque sea a puro cañonazo, planea tu próxima jugada. Pero, hagas lo que hagas, no salgas con toda la artillería de golpe. Mira lo que le pasó al sotaco de Napoleón Bonaparte. Terminó sus días sólo, prisionero en las mazmorras de una fría isla.
Yo ya elegí mi batalla y diseñé mi estrategia. ¿Y tú? ¿Ya elegiste tu batalla de hoy?.
